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Retrovisor.

Observaba desde un espejo retrovisor lo que había sido de mi vida. Era ese momento de reflexión, la última oportunidad de arrepentimiento. Recordar lo que no había logrado, que me perseguía hasta que me asfixiaba. Una inmensa lista de nombres, con rostros, con voces, donde prometían una amistad sin fin; donde el fin se impuso. Decisiones tomadas, opciones dejadas a un lado por terquedad y sin consideración. Sedientos amantes, amores ingratos, corazones poco valorados ocupan un espacio en la memoria de unos días pasados. No todo fue penurias y tristezas, muchos obsequios recibí. Muchas puestas de sol me impresionaron cada día porque ninguna se parecía a aquella que ya había presenciado. Cada gota de lluvia sobre mi ventana aliviaba mis tormentos trayéndome calma.

Desde acá veo, sin dar vuelta a mi vida, como todo me condujo a mi travesía actual. Mi camino incierto, unos pasos solo puedo ver, pero sé que recorreré y llegaré a mi felicidad al final de esta senda. Conoceré personas increíbles como las que van junto a mí en el asiento trasero, como las que van junto a mí. No sé que decisiones tomaré mañana, pero hoy elijo empezar de nuevo.

Es hora de partir, seguir adelante con las consecuencias de mis actos.

Es hora de partir, sin mirar atrás.


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