Mientras tomaba el té, sentada en la mecedora del porche de mi casa, a eso de las 8 de la noche llamaron al timbre insistentemente. Al abrir la puerta, me di cuenta que no era más que una humilde viejita, descalza, sedienta y hambrienta.
Me explica que hace varios días que estuvo en la salina de Guasare, esperando por su familia, que nunca apareció. Además, cuenta que caminó, caminó y caminó por Guasare llamando a su familia, en busca de agua y comida.
Me compadecí de la ancianita y me pareció correcto darle alimento y alojamiento por esa noche, ya que mañana en la mañana podría dar aviso a las autoridades para que se hicieran cargo de la búsqueda de su hogar y familia.
Al momento de comer, relata que hace poco murieron personas en la salina y que sus almas quedaron vagando por toda la eternidad.
Llegué a pensar que la pobre señora a causa de la deshidratación y desnutrición en la que se encontraba le hizo perder el sentido de orientación, porque, si bien es cierto que podría ser verdad, la prensa no ha dado este tipo de noticias ni siquiera por internet.
Llegó la hora de dormir, le mostré su habitación y la dejé para que pudiera descansar y reponerse de estos días tan duros que tuvo que haber pasado.
Les confieso que no pude dormir en toda la noche, me quedé reflexionando sobre la situación de la viejita; pero todo se mezclaba. Actualmente, en Guasare no existe ninguna salina, ni ha muerto gente recientemente. Sin embargo, en el año 1912 a causa de la extrema sequía que se vivió durante todo el año, las personas y animales empezaron tanto a emigrar como a morir. Años después encontraron restos de personas que habían muerto en Guasare y construyeron una capilla en su honor en la carretera Coro – Punto Fijo. Lo más extraño es, que tiempo después los restos de esas personas desaparecieron y la capilla tuvo un incendio de origen inexplicable. Es por eso que la capilla tuvo que ser reconstruida.
Es necesario comentarles, que la capilla siempre mantiene las velas encendidas iluminando a las ánimas y siguiendo con la tradición, las personas suelen detenerse para rezarle a las ánimas y hacerles una promesa, haciendo énfasis en que si no es cumplida las ánimas luego cobrarán la promesa.
Después de tanto análisis de la situación, logré conciliar el sueño. A la mañana siguiente cuando me levanté, hice el desayuno, abrí las puertas que estaban tal y como las había dejado la noche anterior, cerradas. Decidí ir a darle los buenos días a la señora y saber cómo había pasado la noche.
Abrí la puerta de la habitación, la cama se encontraba deshecha, pero nadie estaba dentro. Y en el tocador lleno de arena, se leí un mensaje:
“Gracias por tu atención, querida. Las ánimas sabrán recompensarte.”
Las ánimas de Guasare. Leyenda del estado Falcón, Venezuela. (Adaptación)
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