Observaba desde un espejo retrovisor lo que había sido de mi vida. Era ese momento de reflexión, la última oportunidad de arrepentimiento. Recordar lo que no había logrado, que me perseguía hasta que me asfixiaba. Una inmensa lista de nombres, con rostros, con voces, donde prometían una amistad sin fin; donde el fin se impuso. Decisiones tomadas, opciones dejadas a un lado por terquedad y sin consideración. Sedientos amantes, amores ingratos, corazones poco valorados ocupan un espacio en la memoria de unos días pasados. No todo fue penurias y tristezas, muchos obsequios recibí. Muchas puestas de sol me impresionaron cada día porque ninguna se parecía a aquella que ya había presenciado. Cada gota de lluvia sobre mi ventana aliviaba mis tormentos trayéndome calma. Desde acá veo, sin dar vuelta a mi vida, como todo me condujo a mi travesía actual. Mi camino incierto, unos pasos solo puedo ver, pero sé que recorreré y llegaré a mi felicidad al final de esta senda. Conoceré personas...
¿Quién diría que el mejor momento de inspiración llega a mitad de la noche? Mientras algunos duermen, mientras algunos insomnios se apoderan de otras mentes, mientras te tengo a centímetros de mí... medio vestido, medio desnudo. No me dejas otra opción que comenzar este juego de caricias por ti. Deslizando mis manos, hacia la liga que a mi cabello retiene contra su voluntad... ejerciendo la presión y de un solo tirón mis rizos caen a lo largo de mi espalda, a lo largo de mi pecho cubriendo el lunar que se asoma bajo mis senos, en espera de gozar del roce húmedo de tu lengua... La noche es joven pero esta sed de ti crece, me quema... Observo tus ojos arder cuando mis manos vuelven a sus andadas, traviesas, buscando a qué aferrarse, tiran de mi cabello para no dejar nada a la imaginación, bajando por el cuello camino a tu perdición, apretando mis suaves senos... acariciando los costados de mi vientre para juntarse en la zona donde más ansío tenerte. En un abrir y cerrar de oj...