Hace mucho tiempo, más de lo que quisiera admitir… Mientras tomaba el té, sentada en la mecedora del porche de mi casa, a eso de las 8 de la noche llamaron al timbre insistentemente. Al abrir la puerta, me di cuenta que no era más que una humilde viejita, descalza, sedienta y hambrienta. Me explica que hace varios días que estuvo en la salina de Guasare, esperando por su familia, que nunca apareció. Además, cuenta que caminó, caminó y caminó por Guasare llamando a su familia, en busca de agua y comida. Me compadecí de la ancianita y me pareció correcto darle alimento y alojamiento por esa noche, ya que mañana en la mañana podría dar aviso a las autoridades para que se hicieran cargo de la búsqueda de su hogar y familia. Al momento de comer, relata que hace poco murieron personas en la salina y que sus almas quedaron vagando por toda la eternidad. Llegué a pensar que la pobre señora a causa de la deshidratación y desnutrición en la que se encontraba le hizo perder...